

Ventajas de un alma con pelo
Los llaman perros, pero en realidad son almas. Almas peludas, de cuatro patas, que se dejan conducir, husmeantes de suelos, marcadoras de territorio, con una correa por la calle. Tienen la costumbre húmeda de prodigar afecto con la lengua. Quizá parecen cosa distinta o separada del ser humano porque ignoran la mentira. Ladran sus penas y sus enojos, sus alegrías y sus temores, con una franqueza explícita de niños. Practican el agradecimiento; no así, por lo visto, el rencor,